Desde luego, se puede decir que he tardado un poquito en
comentar esta exposición, teniendo en cuenta que la vi allá por junio en
Madrid, en la muy buena compañía de mi amigo Carlos L. García-Aranda... Y el
resultado, como no podía ser de otra forma, fue impresionante: maquetas, trajes,
elementos y hasta coches de las películas de Bond, que hacían las delicias de
cualquier aficionado (y una tienda con merchandising que en algunos casos hacía
caer la baba, por supuesto). Poco se puede decir de una expo que ha recibido
elogios a lo largo y ancho del planeta, así que lo más sensato es hacer lo que
hicimos nosotros, es decir, disfrutarla y vivirla con la intensidad de dos
bondmaníacos como somos...
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